viernes, 25 de mayo de 2018

Alcachofas en tu cocina

La Asociación para la Promoción del Consumo de Alcachofa, Alcachofa en tu Cocina presidida por Antonio Galindo García, es una entidad sin ánimo de lucro, independiente, de ámbito nacional, que se constituyó en 2014 con el fin principal de promover el consumo de alcachofa producida en nuestro país.

Actualmente cuenta con más de 30 entidades asociadas de las distintas zonas de producción del país: Tudela, en Navarra; Vega Baja del Segura, en Alicante; Valle del Guadalentín y Campo de Cartagena, en la Región de Murcia; y Zafarraya, en Granada; y Almería.

Cultivar una alcachofa no es tarea fácil. Que su verdura salga carnosa y con gran sabor no es fruto del azar, sino del esfuerzo que hacen a diario los agricultores. Y es que un resultado tan delicioso sólo se alcanza si se controla a la perfección estos factores:
  1. El clima: El Mediterráneo acoge a la mayoría de cultivos de alcachofa ya que requieren climas suaves y templados para desarrollarse, no soportan el frío intenso ni el exceso de calor, por eso la costa mediterránea es su lugar favorito. Pero que ésta sea su zona predilecta no significa que no se pueda encontrar excelentes alcachofas procedentes de cualquier otra parte de España. Se llevan a cabo cultivos en zonas más frías como Navarra o el interior de Granada en las que se obtienen alcachofas de gran calidad y de reconocido prestigio. En esta zona, además, la producción comienza en verano por lo que, sumado al resto de áreas productoras, nos otorga el privilegio de poder disfrutar de alcachofas durante todo el año. Además de la temperatura, otras variables como la humedad relativa y la luz influyen directamente sobre el desarrollo de la planta.
  2. El riego; Esta planta necesita grandes cantidades de agua para su desarrollo, sobre todo en las etapas de crecimiento vegetativo y producción de cabezuelas; aunque un exceso de agua puede provocar el encharcamiento de las raíces. Por ello, es importante controlar las necesidades hídricas de la planta en función de la temperatura, precipitaciones, textura del suelo y la variedad de ésta.
  3. Los nutrientes: Que sus alcachofas crezcan fuertes y sanas depende de lo que les proporcionen. Lo ideal es realizar un buen abonado de fondo con estiércol o compost y un abonado de cobertura durante el ciclo de vida de la planta.
  4. El terreno de cultivo: Las alcachofas son plantas que, según variedades, alcanzan entre los 50 cm y los 2 metros de altura, con un sistema radicular fuerte y penetrante. Para su crecimiento óptimo, el suelo tiene que estar sano, aireado en profundidad y ha de ser muy rico en materia orgánica y humus.
  5. La explotación: La mayor parte de la producción de alcachofa se realiza a partir de material vegetativo como zuecas o esquejes. La alcachofa es una planta que no se demora mucho en ser productiva, con los riegos y cuidados adecuados, en 3 o 4 meses ya comienza a dar sus frutos. Una vez florece el primer colmo, las alcachofas se recolectan y se clasifican para su comercialización. Una alcachofa de calidad debe tener las brácteas de los capítulos bien cerradas y compactas y un corazón tierno. Además, las cabezuelas deben tener un tamaño adecuado y no presentar daños. Unos 2 o 3 meses después de recolectar el primer colmo, crece el segundo para repetir la operación. Una vez terminada la cosecha de capítulos, cuando la planta comienza a secarse, ésta se corta a unos 10 cm del suelo para que se desarrollen nuevas plantas en el siguiente ciclo productivo. Pasados dos o tres años, se extrae cada planta de la tierra para extraer el material vegetativo y volver a plantarlo.
  6. La cadena de producción: Lo más importante es tratar de mantener en perfecto estado al producto y conservar lo mejor posible su frescura. Para ello, durante la recolección se recomienda regar y así evitar el marchitamiento de las cabezuelas hasta que sean envasadas y encajonadas. Además, para evitar los golpes y magulladuras que puedan afectar a la calidad del producto, las alcachofas se depositan en cajas para ser transportadas inmediatamente a las instalaciones de acondicionamiento, clasificación y envasado.
  7. La cosecha: En los principales países productores del hemisferio norte, las fechas en las que las alcachofas ya están listas para viajar hasta el punto de venta son a partir de octubre o noviembre para las variedades más precoces, prolongándose hasta finales de mayo, con parada invernal en las zonas con inviernos fríos. Además, determinadas variedades permiten disponer de alcachofa de abril a noviembre, por lo que podemos disfrutar de esta hortaliza durante todo el año,
Una vez cosechadas, podemos encontrar las alcachofas en nuestro supermercado de dos formas: frescas y transformadas. Las alcachofas frescas permanecen en el lineal de 6 a 7 días; una vez transcurrido este tiempo, se retiran del mercado. En el caso de las alcachofas transformadas, en conserva o congeladas, su periodo de permanencia en el lineal aumenta considerablemente gracias a que su ciclo de vida útil es de meses, incluso años. Además, cada agricultor tiene adjudicado su propio código, de manera que siempre podemos obtener información sobre la trazabilidad del producto.

A la hora de escoger nuestras alcachofas, siempre queremos que sean lo más bonitas posible. Buscamos las que más compactas estén, las que tengan las hojas bien formadas y que luzcan un color verde claro. Sin embargo, el aspecto poco importa si queremos encontrar una alcachofa lista para consumir. El truco está en comprobar su frescura apretando la alcachofa cerca del oído, si escuchamos un crujido es que todavía está fresca, además de por su color vivo y su tersura.

La alcachofa es una de las plantas más versátiles que existen. El mejor aliado cuando quieres seguir una dieta equilibrada. Sus propiedades y beneficios son indispensables para mantenerse sano y perder esos kilos de más.

Si por algo es conocida y admirada la alcachofa es por la cinarina, uno de los compuestos activos más importantes de esta hortaliza. Se trata de un componente muy beneficioso para el organismo por sus propiedades coleréticas y colagogas. Ambas funciones evitan la acumulación de grasa en el hígado, previenen la formación de piedras en la vesícula biliar, regulan la formación del colesterol y favorecen la eliminación de orina.

Esta hortaliza es también un imprescindible para reducir el riesgo de enfermedades del corazón. Se trata de una verdura que, además de no contener grasas saturadas, favorece la reducción de los niveles de colesterol en sangre gracias a los compuestos de tipo fenólico que contiene. El ácido cafeico y sus derivados cafeilquínicos presentes en la alcachofa, estimulan la formación y eliminación de bilis facilitando la digestión de las grasas que provienen de los alimentos aceitosos, frituras y demás, evitando su acumulación en las arterias y otras partes del cuerpo. Por lo tanto, la alcachofa no sólo ayuda a reducir problemas coronarios, sino que puede contribuir al mantenimiento de un peso adecuado.

Además, la alcachofa es rica en fibra y proteínas, ayudando así al mantenimiento de los músculos y al funcionamiento regular del intestino. Además, la fibra no aporta calorías y causa sensación de saciedad. Es por esto que es un alimento muy aconsejable para la pérdida de peso.

Y por si fuera poco, es fuente de potasio, un mineral que junto con el sodio participa en los procesos de regulación del volumen celular, contribuyendo a mantener la presión arterial en niveles normales, y vitamina K, que contribuye a una coagulación sanguínea normal.

La alcachofa también contiene inulina, una fibra soluble que ayuda a prevenir y combatir la diabetes estabilizando los niveles de azúcar en la sangre, además de otras vitaminas como la vitamina E, niacina, ácido pantoténico, vitamina B-6, y en mayor proporción la vitamina C.

Mi valoración:
En casa hemos recibido una cesta con alcachofas riquísimas! Han llegado muy frescas y con ellas hemos preparado varios platos; desde menestra hasta alcachofas con salsa de tomate!
¿Conocías Alcachofas en tu cocina?

3 comentarios: